30 de diciembre del 2011; 5.15pm y estoy en el café de la esquina
observando la calle mientras veo a la gente pasar y la lluvia cae poderosa y
sorpresiva.
Un año. Uno completo. Más recuerdos que horas.
Llego completo, lleno de luz, de energía, de son y acabó
igual. Gracias 2011 por poderte contar, por haberte sentido, por haberte reido,
por los llantos y las rabietas, las fotos mentales que me regalaste y por saberme
de mucho.
Un año que, más que otros años, me enseño el amor y desamor,
la compañía y soledad, mi fuerza y mi debilidad, mi superyó y mi “infrayó”. Soy
capaz de ser bueno y capaz de ser malo; y sólo así aprender que no hay mal que
convenga dentro de mí.
Trabajar duro y con constancia, inteligencia y seguridad
para conseguir metas. Querer aprender y querer enseñar. Paso a paso se llega al
final de la carrera.
Gracias a mis amigos y familia por regalarme un poco de su
tiempo; tiempo que valoro como oro y por lo que hoy, puedo ser quien soy.
Vi mucho del mundo que no conocía. Lo vi dentro de mí y lo
vi en lugares lejanos que ahora ya no lo son tanto.
Creí firmemente y me mantuve mucho; aunque mi humanidad me
pide humildad y me dice que quizás la verdad absoluta no la encontraré en este
plano. Quizás haya algo más que yo; mi alma me demandará a creerlo.
2011 se acabó y yo estoy listo para el 2012. Y tú?